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¡Os deseamos Feliz Navidad con una dedicatoria muy especial!

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En este año tan difícil y complicado para todos, desde el equipo de Bodega Santa Cruz de Alpera nos hemos propuesto felicitar la Navidad de una forma especial, diferente y con un mensaje lleno de esperanza e ilusión con el que queremos que terminéis lo que queda de 2020 y empecéis 2021.

Esta carta nos la ha hecho llegar Javier, que ha agradecido a los sanitarios, tras su paso por la UCI, el trato recibido en el Hospital Quirón de Valencia regalando nuestro vino a los profesionales que cuidaron de él. Su gran detalle y palabras, que hemos hecho llegar a los sanitarios con el envío del vino, nos conmovió en la bodega cuando supimos la situación, y por eso queríamos compartirlo con todos vosotros.

Os pedimos por favor que leáis su relato con atención, puesto que es todo una fuente de valor y agradecimiento, además de hacernos reflexionar sobre la situación que atravesamos y en la que no debemos bajar la guardia hasta que el Covid19 sea derrotado de una vez por todas.

Para Bodega Santa Cruz de Alpera es un orgullo solo con el hecho de saber que nuestros vinos pueden servir como muestra de agradecimiento a estas personas que han dado todo de ellas para salvar vidas. ¡Feliz Navidad a todos!

“Queridos equipos de UCI y 4ª planta:

Soy Javier Jaén, vuestro primer paciente covid19 ingresado en UCI en el mes de marzo. Sí, ese que os dio tanta guerra y tantas preocupaciones durante 32 días en UCI y 15 en planta. Habréis recibido con esta carta unas cajas de vinos de Bodega Santa Cruz (https://bodegasantacruz.com/) en Alpera, Albacete, mi segunda tierra. Una bodega que me encanta por el cuidado y cariño que dan a sus vinos, igual que el que vosotros dais a vuestros pacientes. El vino blanco ha sido premiado con la medalla de plata en el concurso mundial de Bruselas 2020 y el tinto es de la variedad Garnacha Tintorera que a mí me gusta mucho por sus aromas afrutados.

Esto que os mando no es más que una pequeña forma de deciros lo muy agradecido que estoy con vosotros. Sé que pensaréis que no hacía falta, que es vuestro trabajo, pero para mí sí que es importante que lo sepáis y que os sintáis reconocidos por lo mucho que dais cada día para salvar la vida de personas que, como yo, están al borde del abismo por este maldito bicho. Además, con esta excusa, también ayudamos a muchos agricultores y trabajadores de la cooperativa Bodega Santa Cruz que seguro que también están atravesando momentos difíciles con la caída de la actividad económica. Es momento de apoyarnos.

Estáis en primera línea de guerra todos los días, jugándoos el tipo, agotados por tanto trabajo durante tanto tiempo, teniendo la sensación de que no podéis llegar a todo y seguro que muchas veces indignados viendo cómo todavía hay gente que se comporta irresponsablemente y que no es consciente de lo que se sufre y se vive dentro de un hospital por esta pandemia. Sin embargo, a pesar de todo, seguís ahí, cuidando de vuestros pacientes e intentando hacer vuestro trabajo de la mejor forma posible. Sois admirables y un ejemplo para todos.

Echando la vista atrás sólo tengo buenos recuerdos de mi paso por el hospital. Recuerdo todos los increíbles sueños que tuve viajando por el mundo mientras estaba sedado. Curiosamente, en todos ellos aparecía tumbado en una cama escuchando pitidos de máquinas, el ruido de una puerta corredera de cristal y a personas hablando de cambios de turnos. Imagino que erais vosotros a quien escuchaba.

Recuerdo el interrogatorio de primer grado al que me sometisteis al despertar y yo pensando “¿quieren que les cuente mi vida?” y, claro, luego comprendí que lo que intentabais averiguar era si había vuelto a la vida y si mis neuronas estaban donde debían estar después de esos electroencefalogramas terribles. Recuerdo a mis divertidas chicas pasando por delante de mi cama y gritando “Javiiiiiii” para sacarme una sonrisa o preguntándome qué música ambiente quería, Rock o Reguetón. Recuerdo esa primera videollamada con mis familiares, esas primeras vistas desde la ventana de mi habitación en planta en un día lluvioso que a mí me pareció precioso sólo por estar vivo para verlo. Recuerdo esas palabras de ánimo de todos los auxiliares y personal de limpieza, esos aplausos, esa riquísima tarta y emotiva despedida que me disteis el día que me marchaba del hospital. Recuerdo ese maravilloso dibujo que conservo y que me daba la enhorabuena por haber salido todo bien. Como veis, después de todo y gracias a vosotros, sólo tengo buenos recuerdos.

Quiero que sepáis que ahora me encuentro estupendamente, las primeras semanas fueron duras, no podía andar más de 10 minutos, me temblaban las manos y no podía sujetar sin temblar una cuchara para comer ni acertar a la tecla que quería en el ordenador, respiraba con cierta dificultad y para colmo tuve una infección que me estuvo dando la lata durante un mes. Sin embargo, como soy muy cabezota, decidí desde el primer día que tenía que ponerme a trabajar tanto para atender a mis alumnos como para recuperarme todo lo posible. El resultado es que, a día de hoy, tengo una vida totalmente normal. Hago sesiones de cardio y tonificación en el canal de Youtube “Siéntete Joven” (que os recomiendo), imparto mis clases con normalidad, he mejorado mucho mi capacidad respiratoria y no tengo secuelas importantes de ningún tipo. Se puede decir que he tenido muchísima suerte con la enfermedad y con haberos tenido a mi lado.

Quiero aprovechar esta oportunidad para deciros que siempre estaré en deuda con vosotros y que me siento orgullosísimo de todos. Espero un día, cuando todo esto pase, poder pasarme por allí para daros las gracias de nuevo personalmente y, si nos dejan, poder daros ese fuerte abrazo que ahora sólo os puedo enviar en la distancia.

Quiero terminar esta carta enviándoos mucho ánimo y fuerza en estos difíciles momentos que seguro estáis viviendo de nuevo. Espero que todos nos comportemos responsablemente para daros el menor trabajo posible, que tengáis todos los recursos que necesitáis y que l@s científic@s, en quien tanto confío, sepan encontrar una solución para que dejemos atrás este terrible 2020.

Gracias de nuevo por haberme salvado la vida, aunque esto nunca se pueda agradecer lo suficiente. Siempre tendréis un amigo para lo que podáis necesitar en la Universidad Politécnica de Valencia y muy especialmente en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática donde trabajo. Disfrutad del vino y pasad unas Navidades lo mejor posible aunque este año tengan que ser algo diferentes.